En la entrada anterior hablábamos de armas. Y ya se sabe que donde hay armas hay asesinos, y donde hay asesinos hay... cadáveres. Nuestro cadáver más creíble ha sido Emilio Velasco, que lució en un charco de sangre de la guisa que muestra la foto. ¿A que parece que está dormidito? En cambio Santi, Santi Cano, es una oda al tomate ketchup. Qué se le va a hacer. Cada plano ofrece distintas exigencias. Para sus tomas, que eran suficientemente lejanas, la tomatina de Santi daba perfectamente el pego. En fin, descansen en paz por ahora, que pronto hay que volver al trabajo ante las cámaras. Más muertes terribles nos aguardan en la pantalla.
lunes, 11 de julio de 2011
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