Aunque la meteorología no fue muy favorable, algunos claros aislados nos permitieron rodar el viernes en las condiciones de luz que necesitábamos, y hasta llegamos a disfrutar de un atardecer para el plano final de la película muy parecido al que habíamos imaginado.
El otro gran motivo de satisfacción fue la capacidad de Tony para desarrollar su papel. No sólo recreó con su vestuario al clérigo ligeramente surrealista que le pedíamos sino que siempre supo destilar una dignidad clerical con cierto toque de ironía que le sirvió para componer su personaje a la perfección.
Y, si bien a ratos hasta hemos tenido que guarnecernos de la ligera lluvia, la tarde ha resultado muy satisfactoria desde todos los puntos de vista.
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